Feria tras feria volver el domingo a casa es hacerlo con mas equipaje del que llevábamos el viernes. Las minis se reparten por la piel de toro y en su lugar nos traemos a las muchas personas que se nos graban en el corazón.
En cada encuentro ferial aumenta el número, sois cada vez mas y nuestras cabezas son incapaces de retener todos los nombres, pero recordando la feria os vemos ahí, delante de nuestra mesa haciéndonos estremecer de emoción. Sois muy importantes para nosotros y si los años no nos hacen mella en la memoria, formaréis parte de nuestros mejores recuerdos.
Al leer esto muchos sabréis que hablamos de vosotros, os sentiréis identificados y cuando lo hagáis recibid nuestro sincero y emocionado agradecimiento. Emocionado por lo que nos hacéis sentir con vuestras palabras, ver vuestras caras de felicidad es la fuerza y las ganas de las que tiramos para seguir en esto. No imagináis lo que compensan vuestras sonrisas los problemas que nos dan algunas miniaturas. Oír grititos de alegría y los recuerdos que os traen nuestros pequeños trabajos nos ponen los pelillos de punta, y no solo porque os hacen rememorar momentos felices de vuestras vidas, también porque compartimos todos la misma afición y porque con ello lo que hacéis es motivarnos para seguir buscando todo aquello que al volver a verlo, pero en mini, nos hace a todos tanta ilusión.
Han sido muchas horas de historias compartidas que nos han puesto los sentimientos a flor de piel. De momentos pasados y que todos hemos vivido rescatados al ver en miniatura pequeñas cosas que fueron cotidianas en nuestras vidas. Nos habéis llevado a la infancia con las meriendas a base de Donuts a la salida del colegio y nos hemos subido juntos a ese taburete de formica azul que nos servía de ayuda para conseguir él de otra forma inalcanzable chocolate, aquel que según nuestras madres o nos quitaba las ganas de comer o hacía que nos salieran granos, os puedo asegurar que me he comido unos cuantos kilos y granos ni uno. Algunos habéis sacado los viejos manteles a cuadros que guardabais en los cajones verdes de aquel mueble que hoy huele a nostalgia y a la cocina de la abuela. Hemos rescatado fotos en blanco y negro y otras cosas del fondo de las latas de Cola Cao o nos hemos acordado de las comidas domingueras de paella con vino y Casera o Sifón de aquellos años en los que a los niños en las comidas familiares se nos daba un poquito de vino con mucha gaseosa. Hemos cumplido años y celebrado Navidades brindando con sidra el Gaitero o con una copa de cava y nos hemos desayunado medio dormidos unas galletas Fontaneda. En algunos momentos hemos llegado a sacar trastos varios y nuestros juguetes de aquellos tambores de Colon con los que crecimos y nos fuimos de marcha en las noches de la movida madrileña al ritmo de la canción de Alaska y los Pegamoides “ Quiero ser un bote de Colon”, no sin antes haber compartido una litrona de cerveza y una bolsa de patatas en los inicios históricos del actual botellón. Este mes de noviembre hemos vuelto a hacer novillos en el instituto para escaparnos a los recreativos a echar una partida de futbolín o pimball mientras tosíamos con nuestros primeros cigarros y nos empezábamos a enamorar. Han sido tantas cosas las que nos habéis dicho que es imposible enumerarlas aquí.
Ser parte de Rosa CM Miniaturas es todo un privilegio y lo es por vosotros, sois todo un lujo. Desde lo mas profundo de nuestro corazón muchas gracias a todos y cada uno de vosotros, a los que tenéis rostro en nuestra memoria y a los que de momento solo os conocemos de nombre a través de Internet.
Julio y Rosa